jueves, 29 de marzo de 2012

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           Los signos de puntuacion se utilizan en textos escritos para intentar reproducir la entonacion del lenguaje oral (pausas, expresion de emociones, cambios de tono) con el objeto de interpretar y comprender correctamente el mensaje escrito


          Por lo tanto los signos de puntuacion nos permite comprender correctamente un texto con diferentes interpretaciones

los signos son :

El punto: el cual marca una pausa larga...      


ejemplo : Se escriben sin dejar espacio de separación con el carácter que precede, pero dejando un espacio con el carácter que sigue a continuación, a no ser que dicho carácter sea de cierre. Existen tres clases de punto: el punto y seguido, el punto y aparte y el punto final.    


La coma: la cual marca una pausa breve durantela lectura
ejemplo: no, lo sabía

                 no lo sabía


El punto y coma: representa una pausa mayor que la de la coma pero menor que la del punto


ejemplo: requieren un empleo muy preciso; si se ponen en el lugar equivocado, las palabras y las frases dejan de decir lo que el autor quería decir

los 2 puntos: marca una pausa en el texto para llamar la atencion del lector


ejemplo: entre los signos de puntuacion podemos distinguir: la coma, el punto, otros

Los parentesis: se utilizan para hacer una aclaratoria de un dato intercalado
ejemplo: Tito salas (1888-1974) es el autor de los murales que decoran el panteon nacional



Las interrogantes: se utilizan para plantear una pregunta

ejemplo : no sé, ¿lo dijo? 

                  no, se lo di, ¡jo!


las comillas: se utilizan para hacer citas textuales


ejemplo: el maestro dijo "javier es un burro"

                 el maestro - dijo javier - es un burro




La exclamacion: se utiliza para resaltar una emocion, ordenes o estados de animo. 

ejemplo : no comais grasas animales 

                  no comais grasas, ¡animales!


Lee el siguiente relato y veras los importantes que son los signos de puntuacion

Tres hermanas casaderas, Soledad, Julia e Irene, conocieron a un joven y apuesto caballero, licenciado en letras y las tres se enamoraron de él. Pero el caballero no se atrevía a decir de cuál de las tres hermanas estaba enamorado. Como no se declaraba a ninguna, las tres hermanas le rogaron que dijera claramente a cuál de las tres amaba. El joven caballero escribió en un poema sus sentimientos, aunque "olvidó" consignar los signos de puntuación, y pidió a las tres hermanas que cada una de ellas añadiese los signos de puntuación que considerase oportunos. La décima era la siguiente:





Tres bellas que bellas son
me han exigido las tres
que diga de ellas cual es
la que ama mi corazón
si obedecer es razón
digo que amo a Soledad
no a Julia cuya bondad
persona humana no tiene
no aspira mi amor a Irene
que no es poca su beldad
Soledad leyó la carta:
Tres bellas, ¡qué bellas son!,
me han exigido las tres
que diga de ellas cuál es
la que ama mi corazón.
Si obedecer es razón,
digo que amo a Soledad;
no a Julia, cuya bondad
persona humana no tiene;
no aspira mi amor a Irene,
que no es poca su beldad.

Julia en cambio:
Tres bellas, ¡qué bellas son!,
me han exigido las tres
que diga de ellas cuál es
la que ama mi corazón.
Si obedecer es razón,
¿Digo que amo a Soledad?
No. A Julia, cuya bondad
persona humana no tiene.
No aspira mi amor a Irene,
que no es poca su beldad.

Dijo Irene:
Tres bellas, ¡qué bellas son!,
me han exigido las tres
que diga de ellas cuál es
la que ama mi corazón.
Si obedecer es razón,
¿Digo que amo a Soledad?
No. ¿A Julia, cuya bondad
persona humana no tiene?
No. Aspira mi amor a Irene,
que no es poca su beldad.
Así pues persistía la duda, por lo que tuvieron que rogar de nuevo al joven que les desvelara quién era la dueña de su corazón. Cuando recibieron de nuevo el poema del caballero con los signos de puntuación las tres se sorprendieron:
Tres bellas, ¡qué bellas son!,
me han exigido las tres
que diga de ellas cuál es
la que ama mi corazón.
Si obedecer es razón,
¿Digo que amo a Soledad?
No. ¿A Julia, cuya bondad
persona humana no tiene?
No. ¿Aspira mi amor a Irene?
¡Qué!... ¡No!... Es poca su beldad.

Citado por Roberto Vilches Acuña en "Curiosidades literarias y malabarismos de la lengua". Editorial Nascimiento. Santiago de Chile, 1955


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